Jueza de padres inmigrantes da la bienvenida a 201 nuevos ciudadanos

Los nuevos estadounidenses consideran un gran logro obtener la ciudadanía en la era Trump

Una de las candidatas recoge su certificado de ciudadana estadounidense en la ceremonia de naturalización del pasado 10 de abril en el edificio del New-York Historical Society

Una de las candidatas recoge su certificado de ciudadana estadounidense en la ceremonia de naturalización del pasado 10 de abril en el edificio del New-York Historical Society Crédito: Alejandra Morata de Juan | ElDiarioNY

“Mi padre llegó a Estados Unidos a los 13 años, sin dinero y sin hablar inglés”. ¿Suena ese escenario común? Lo es para quien busca alcanzar sus sueños, el Sueño Americano.

La historia fue compartida por la magistrada Ruth Bader Ginsburg, de la Corte Suprema de Estados Unidos, quien eligió minuciosamente el atuendo de la mañana del martes para darle la bienvenida a 201 nuevos ciudadanos de este país. Ella lucía un collar multicolor en honor a la multiculturalidad que reflejaba la sala. Y cuando tomó la palabra lo aprovechó para llenar (aún más) de ilusión a los presentes. Y lo hizo contando su propia historia.

“Mi padre llegó a Estados Unidos a los 13 años, sin dinero y sin hablar inglés. Llegó como muchos de ustedes, con la idea de alcanzar el Sueño Americano y como testimonio de nuestra nación, aquí tienen a su hija, en la Corte Suprema de Estados Unidos, administrando con orgullo los derechos de ciudadanía”, expresó Bader Ginsburg.

La magistrada entonces habló de la valentía de ser inmigrante y lanzó un dardo al presidente Donald Trump“Somos una nación que se ha hecho grande gracias a gente como ustedes, que ha viajado miles de kilómetros superando distintos obstáculos y que ha hecho tremendos sacrificios para proveer de mejores vidas a ellos mismos a sus familias”.

Si parte del plan “Make America Great Again” que Trump prometió a los americanos en la pasada campaña presidencial incluía reformas en las leyes migratorias, el martes la magistrada puso la pelota en el tejado de los recién nacionalizados pidiéndoles que hicieran de América un país mejor.

Los últimos datos que facilita el Departamento de Ciudadanía y Servicios a la Inmigración (USCIS) señalan que durante el primer año de la Administración Trump, EEUU recibió a 715,000 nuevos iudadanos, 40,000 menos que en 2016, aún en el gobierno de Barack Obama.

El pasado martes fueron 201 civiles que residirán en Nueva York y que tienen una gran responsabilidad encargada por la magistrada Ginsburg: “Hacer América grande”.

La magistrada Ruth Bader Ginsburg, de la Corte Suprema de Estados Unidos, durante su discurso en la ceremonia de naturalización del pasado 10 de abril en el edificio del New-York Historical Society
La magistrada Ruth Bader Ginsburg, de la Corte Suprema de Estados Unidos, durante su discurso en la ceremonia de naturalización del pasado 10 de abril en el edificio del New-York Historical Society

Estas palabras se producen una semana más tarde de que Trump hiciera fuertes declaraciones contra los inmigrantes: “El Congreso debe pasar inmediatamente la Legislación Fronteriza, usar la ‘opción nuclear’ si es necesario, para detener la entrada masiva de drogas y personas”. Y aunque la jueza nunca citara el nombre del presidente, cualquier palabra o acto a favor de la inmigración es un gesto en contra de sus políticas.

Cuando la magistrada Ginsburg finalizó su discurso la sala se inundó de aplausos y vítores. Todas las alabanzas justificadas, ya que según declaró uno de los recién nacionalizados al final del acto, todos “han visto lo que la jueza hace por los inmigrantes y verla en persona me emociona”.

Nuevos ciudadanos estadounidenses

El pasado martes, la sede de la New-York Historical Society acogió a los 201 ciudadanos que, llenos de ilusión y con sus mejores galas, pasarían a ser ciudadanos estadounidenses. Procedentes de 59 países, todos ellos se reunieron en un mismo espacio para una ceremonia que supone el ultimo gran paso en su proceso migratorio.

Uno de los nuevos ciudadanos estadounidenses sujeta una bandera de Estados Unidos en la ceremonia de naturalización 10 de abril en el edificio del New-York Historical Society
Uno de los nuevos ciudadanos estadounidenses sujeta una bandera de Estados Unidos en la ceremonia de naturalización 10 de abril en el edificio del New-York Historical Society

Cerca de 365 días de trámites que concluyen con una ceremonia de apenas 45 minutos, en que se canta el himno nacional, se citan uno a uno los países de procedencia de los recién nacionalizados estadounidenses, juran lealtad al país que les recibe y por fin reciben uno a uno, con nombre y apellidos, el certificado que les hace ciudadanos de pleno derecho de Estados Unidos.

Al final del acto, los nuevos estadounidenses lucían con orgullo sus certificados de nacionalidad y se mostraban felices. Un hombre de origen latino explicó a este periódico que el proceso había durado un año y que en él tuvieron que demostrar sus conocimientos de inglés, así como de la historia y el gobierno estadounidense.

Pero para él todo había merecido la pena: “Estoy muy contento de haber logado la nacionalidad. Me siento orgulloso de ser ciudadano de este gran país”.

Otra mujer también hispana recordó el proceso como algo “fácil y rápido” y con una sonrisa declaró sentirse “muy bien” ahora que ya es ciudadana del país”.

Una mujer de origen indio remarcó las dificultades de conseguir la nacionalidad en la era Trump. “Después de esto, podemos conseguir cualquier cosa”, declaró con orgullo.

La ceremonía fue la primera masiva de este año, ya que la mayoría se realizan en oficinas de USCIS.

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