Cómo liberarte de los límites que tú misma te impones

Hay una célebre frase de Winston Churchill que me gusta mucho: “el éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”

Hay tantas cosas que deseamos hacer, queremos que nuestra vida marque una diferencia, que sea productiva, feliz, plena y satisfactoria. Pero con mucha frecuencia, al mismo tiempo que tenemos todos estos sueños, nos llenamos de pensamientos negativos que nos impiden progresar, establecer y cumplir nuestras metas.

La mente te juega una mala pasada y te dice que “no puedes”, “no tienes la capacidad”, “hacer eso es aterrador”, “¿y si fracasas?”, “es imposible”, “¿qué va a decir la gente si te atreves?”, “¡te van a criticar si te va mal”. Finalmente, optamos por la opción más fácil que es la inacción, esa actitud que genera pocas críticas y mucha comodidad, pero también infelicidad e insatisfacción.

Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto?

Entendamos que lo que hay detrás de todas esas ataduras es el miedo: El miedo es una reacción biológica y no está mal sentirlo, después de todo es una alerta natural que en ocasiones hasta nos puede salvar la vida. El problema viene cuando nos paralizamos por nuestros temores. El asunto verdaderamente importante es que aceptemos nuestros miedos, lidiemos con ellos y actuemos a pesar de ellos, hay que superarlos. El primer paso es reconocerlos, llegar a la causa raíz, y luego actuar.

Abre tu mente a nuevas ideas y perspectivas: Hay cosas que no podemos controlar por más que queramos, lo que sí podemos hacer es cambiar nuestra visión de ellas. Las ataduras mentales también se originan cuando tenemos convicciones u opiniones demasiado cerradas. ¿Te has planteado la posibilidad de que no tengas razón en algo? ¿Has escuchado la opinión de otros con la mente abierta? Si aprendes a hacerlo, se te abrirá un mundo de posibilidades y nuevas expectativas, podrás ser más creativa y aumentarán tus probabilidades de éxito.

Cuando te atreves a hacer algo que quieres, hay dos opciones: Básicamente que te vaya bien o que te vaya mal. Son dos posibilidades que hay que considerar. Si te va bien, es una maravilla, te sientes más segura y confiada, ganas autoestima. Si te va mal, lo puedes considerar como un fracaso (y volver a la inacción y al miedo) o como una experiencia que necesitabas vivir para aprender algo específico. Si lo ves desde la segunda perspectiva, aprenderás de tus errores y asumirás las lecciones que requerías para volver a intentarlo, ahora con más experiencia y sabiduría.

Persistir, persistir y persistir hasta vencer: Hay una célebre frase de Winston Churchill que me gusta mucho: “el éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. Esto lo dice un señor que fue capaz de liderar a su pueblo para ganar una guerra mundial. Si él pudo hacerlo en una situación mucho más compleja (en la que se vieron perdidos más de una vez), ¿no crees que nosotras podemos hacerlo en nuestras vidas cotidianas? Sí, a veces después de una caída tenemos que tomarnos el tiempo para levantarnos, sacudirnos el polvo, curarnos las heridas y avanzar. No hay apuro, tómate el tiempo que necesites, pero siempre con la convicción de que hay que volver a comenzar y seguir adelante.

@PosadLifeCoach

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