Desafíos y barreras para militares y veteranas

El ataque sexual y discriminación entre los mayores obstáculos que enfrentan las mujeres en las Fuerzas Armadas

Volvería a hacerlo todo otra vez. Definitivamente haber servido en la Marina me dio una diferente perspectiva en la vida”, aseguró Magdalena Sánchez, una veterana latina, de Tucson, Arizona, que se retiró del servicio en 2005.

En entrevista con este diario, Sánchez recordó muchos de los buenos momentos de sus años de servicio, como por ejemplo las reuniones de los sábados a la noche en el barco.
“Mexicanos, colombianos, cubanos… gente de todas partes del mundo nos juntábamos como una gran familia, podíamos relajarnos y ser nosotros mismos”, compartió la veterana.

Pero al mismo tiempo, Sánchez reconoció que aún existen muchos desafíos y obstáculos para las mujeres militares y veteranas, en particular para las mujeres de color.

“Existe una mentalidad muy arraigada de ‘Así son las cosas´, ´Deal with it’”, explicó. La veterana indicó que en las Fuerzas Armadas, muchas veces ven mal a aquellas mujeres que tratan de alzar la voz y hablar de ciertos temas, como el ataque sexual o la discriminación.

“Mucha gente prefiere mirar para otro lado, ignorar los problemas que sí existen. Durante los años que estuve en la Marina, no vi que hubiese un cambio de mentalidad”, indicó.

“Las mujeres han contribuido y luchado junto a los hombres desde siempre”, acotó Antonieta Rico, Directora de comunicación y políticas de SWAN, (Service Women’s Action Network) una organización sin fines de lucro que aboga por los derechos de las mujeres militares en servicio y veteranas.

Un estudio realizado por SWAN en 2016 sobre las necesidades y desafíos de las mujeres en las Fuerzas Armadas encontró que los tres mayores desafíos que encuentran las mujeres en servicio son la parcialidad y prejuicio basados en género, las políticas familiares y el asalto sexual.

Por otro lado, las mayores barreras entre mujeres veteranas que ya no están en servicio son la cobertura y acceso a cuidado de la salud, asuntos relacionados a la salud mental y dificultades para navegar el sistema de VA (Departamento de Asuntos de veteranos).

Uno de los mayores problemas que encuentran las mujeres es el asalto sexual.

Asalto sexual

Uno de los mayores desafíos reportados fue el asalto sexual y la falta de consecuencias para los perpetradores.

“El 70% de las mujeres, y también hombres, aunque en mucho menor escala, reporta haber recibido represalias tanto profesionales como sociales tras denunciar casos de asalto sexual; mientras que el perpetrador permanece en el servicio, e incluso recibe una promoción”, señaló Rico.

Sólo el 4.1% de los casos de asalto sexual resulta en la convicción del perpetrador.

#MeToo en las Fuerzas Armadas

El reporte del Departamento de Defensa sobre asalto sexual en las Fuerzas Armadas encontró que en el año fiscal 2017 hubo un 10% aumento en las denuncias de asalto, y, sin embargo, el número de casos que fueron a juicio y las sentencias disminuyeron.
Rico explicó que en la justicia militar se conduce de manera diferente a la justicia civil.

Cuando una mujer, u hombre, es víctima de asalto sexual debe reportarlo primero a su supervisor. En muchos casos, el asalto fue cometido por el mismo supervisor o un amigo de éste. La decisión de iniciar o no una investigación al respecto es de dicho supervisor.

Cada año desde 2013, la senadora Kirsten Gillibrand de New York introduce la propuesta Military Justice Improvement Act en el Senado, pero hasta el momento ha sido rechazada.

Dicha enmienda requeriría un cambio en los pasos que siguen a una denuncia de asalto sexual, y que se inicie una investigación criminal luego de la denuncia, entre otros requisitos.

“La participación de las mujeres es crítica en las Fuerzas Armadas y es necesario un cambio agresivo para erradicar el asalto sexual y la discriminación”, aseguró Rico.

Seis años atrás, el documental “Invisible War” (La Guerra Invisible) expuso el problema de los ataques sexuales en las Fuerzas Armadas. Las mujeres entrevistadas aseguraron que poco ha cambiado desde entonces.

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Desafíos personales

“Al retirarme, me costó adaptarme a mi nueva vida, encontrar mi lugar dentro de la población civil” compartió Sánchez, quien es madre de un niño de 8 años de edad. La veterana dijo que había esperado a tener hijos hasta después de retirarse.

“Tengo una amiga que tuvo que vivir lejos de sus hijos y vi cuán duro era para ella no poder estar con sus niños. Es muy difícil para las madres que están en servicio”, explicó.

Las mujeres encuestadas para el estudio también destacaron problemas de estabilidad financiera y conexión con otras mujeres militares y con la comunidad en general, una vez que tratan de reintegrarse a la vida civil. El 9% del total de veteranos y el 15% de las personas en servicio son mujeres.

Rico dio ejemplos de mujeres que llegaban a atenderse en el Departamento de veteranos a quienes les preguntaban, “Dónde está su esposo”, y compartió ejemplos de miembros con inequívocos nombres de mujer a quién llamaban “señor” en lugar de “señora”.

En cuanto a las causas de la cultura de discriminación, asalto sexual y falta de integración, Rico destacó la cultura institucional que existe en las Fuerzas Armadas.

“Tenemos un largo camino que recorrer para que nos traten con el mismo respeto que a los hombres, especialmente a las mujeres de color”, coincidió Sánchez, refiriéndose a oportunidades de promociones y discriminación en general, en las Fuerzas Armadas.

Desde siempre, las mujeres han sido una parte crítica de las Fuerzas Armadas.

Reconocimiento de la mujer

Históricamente, las mujeres siempre han participado a la par de los hombres en el campo de batalla. Como enfermeras y personal de apoyo en las guerras de comienzo de siglo XX, hasta su integración completa, en 1948, después de la II Guerra Mundial. Y, sin embargo, el 72% de la población civil aún no reconoce las contribuciones de la población femenina.

En 1948, después de la Segunda Guerra Mundial, se puso en vigencia la Ley de Integración de mujeres, para que éstas puedan participar en las mismas actividades reservadas hasta entonces a hombres. Hasta 1967, el tope de mujeres permitidas en las Fuerzas Armadas fue del 2%.

“Las mujeres participaron en la I y II Guerras mundiales, en la Guerra de la Revolución, en la Guerra Civil, en Vietnam. En muchos casos, incluso vestidas como hombres, para poder participar”, indicó Rico.

Pero a pesar de sus incontables contribuciones, las mujeres continúan siendo discriminadas y poco reconocidas por la población militar y civil.

“Hace falta más concientización de la labor de las mujeres en las Fuerzas Armadas. Es necesario que se dejen de callar las voces de las mujeres de color. La falta de apreciación por la labor de la mujeres, por las Fuerzas Armadas y entre la población definitivamente no está bien”, concluyó Sánchez.

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