Los beneficios del ajo para la salud

Se considera como una forma de protección contra las enfermedades del corazón, el cáncer y las infecciones. Esto es lo que el ajo puede hacer por ti

El ajo tiene muchas propiedades curativas.

El ajo tiene muchas propiedades curativas. Crédito: Pixabay

No hay nada como un poco de ajo para darle ese toque a un sofrito, un pollo asado o un plato de pasta; pero, durante siglos se ha considerado que también aporta un poco de vitalidad a tu salud.

Las civilizaciones antiguas usaban el ajo para tratar el asma, trastornos digestivos, enfermedades del corazón, infecciones, trastornos respiratorios, tumores e incluso parásitos intestinales. Hoy en día, al ajo se le atribuyen beneficios para la salud como presión arterial y colesterol más bajos, un efecto antiinflamatorio, un menor riesgo de cáncer y un sistema inmunológico más fuerte.

Si bien muchas de estas afirmaciones son pretenciosas, hay evidencia de algunos beneficios para la salud. Aquí te decimos lo que necesitas saber sobre esta planta de olor intenso llamada Allium y cómo obtener sus beneficios.

Qué hace que el ajo sea especial

El sabor aromático del ajo proviene de compuestos sulfurosos provenientes de la alicina, un ingrediente activo que alguna vez se pensó que era responsable de los beneficios para la salud del ajo. Pero tiene hasta 40 compuestos más, y “cualquier cantidad o combinación de ellos puede ser responsable de los beneficios para la salud”, dice Matthew Budoff, MD, profesor de medicina en el Instituto de Investigación Biomédica de Los Angeles, que estudia los efectos del ajo en la salud cardiovascular.

En la mayoría de los estudios sobre los beneficios del ajo para la salud se usaron suplementos de ajo ya que proporcionan una dosis consistente, aunque otros usaron ajo en polvo, aceite de ajo y un método japonés por medio del cual el ajo se prepara amasando y pulverizando el ajo molido junto con yema de huevo.

Budoff dice que la evidencia más sólida de las propiedades saludables sugiere que el ajo puede ayudar al corazón, con datos que muestran en general una reducción en el colesterol del 10%  y una disminución de 3 a 8 puntos en la presión arterial.

“Lo anterior no es tan bueno como las pastillas para controlar el colesterol o la presión arterial”, dice, “pero sin duda es un efecto agradable”.

Una revisión de estudios que se publicaron en la revista médica Neurological Research en marzo, por ejemplo, concluyó que el ajo y algunas de sus varias preparaciones (como extracto o polvo de ajo) podrían ser una terapia secundaria útil para aquellos bajo tratamiento por enfermedad cardiovascular, presión arterial alta y diabetes, y potencialmente, podrían incluso reducir el riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.

Otro estudio publicado en 2017 que incluye un análisis de 9 ensayos clínicos con un total de 768 pacientes con diabetes tipo 2 concluyó que aquellos que tomaron de 50 a 1500 mg de un suplemento de ajo cada día durante 2 o 3 meses tuvieron reducciones significativas en sus niveles de glucosa en sangre en ayunas.

En un estudio anterior y más pequeño de 55 personas con síndrome metabólico, un grupo de factores de riesgo, como exceso de grasa en el estómago o presión arterial alta, que aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca, publicado en el Journal of Nutrition, Budoff y sus colegas concluyeron que aquellos que tomaron un suplemento diario de ajo durante un año tuvieron una acumulación de placa más lenta a causa de una arteriopatía coronaria que aquellos que tomaron un placebo.

Una pizca de cautela

Sin embargo, muchos estudios que muestran un  beneficio cardiovascular, aunque rigurosos, son pequeños, y no todos los estudios muestran que el ajo sea beneficioso. Incluso se han dado muestras de preocupación de que los suplementos de ajo pueden ser perjudiciales para algunas personas con enfermedades del corazón.

Una revisión de investigaciones publicada en la revista médica del Colegio de Cardiología encontró que el ajo (junto con el té verde, el ginkgo, el ginseng y el espino [hawthorne]) puede interferir con la eficacia de algunos medicamentos para el corazón o aumentar sus efectos secundarios.

Por ejemplo, el consumo excesivo de ajo puede plantear un riesgo de sangrado en las personas que toman anticoagulantes como la warfarina (Coumadin, Panwarfin) o un régimen de tratamiento prescrito con aspirina. También puede hacer que otros medicamentos pierdan efectividad, como el saquinavir, un medicamento que se utiliza para tratar la infección por el HIV, de acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud.

Los autores de la revisión también señalaron que la “evidencia de beneficios” del ajo (y otros suplementos a base de hierbas) es limitada, lo que significa que podría ayudar, pero se necesita más investigación.

La investigación es aún más débil en cuanto a la capacidad del ajo para combatir las bacterias, evitar los resfriados, estimular el sistema inmunológico o reducir el riesgo de ciertos cánceres, como del estómago o colon.

“Hay muchos supuestos beneficios de estos medicamentos [suplementos de ajo]”, dice Budoff del Instituto de Investigación Biomédica de Los Ángeles. “Me siento más cómodo con la investigación sobre los beneficios cardiovasculares del ajo, y no tanto con su uso para curar el resfriado común, o actuar como un antiviral u otras terapias”.

El ajo en tu cena

Quizás por estas razones, los expertos dicen que la mejor manera de conseguir los beneficios del ajo es de un diente fresco, aunque puede haber algunos “efectos secundarios” por comerlo fresco. El aliento de ajo es probablemente lo peor que te puede pasar, pero algunas personas sí sufren de indigestión después de comer ajo fresco.

Una alternativa con un olor menos ofensivo y más suave para el estómago puede ser el ajo negro, que se “añeja” bajo calor y humedad intensos durante 10 días; los bulbos toman un color negro y supuestamente da al Allium un sabor más acidulado con una consistencia gelatinosa. Este proceso de envejecimiento libera al ajo de sus propiedades irritantes y penetrantes, pero los beneficios permanecen.

El ajo es una parte esencial de la dieta mediterránea, “la cual ha demostrado tener mejores resultados a largo plazo que cualquiera otra dieta que conozcamos”, dice Budoff. Los estudios han relacionado esta forma de alimentación, que hace énfasis en frutas, legumbres, cereales y aceites saludables, con pequeñas cantidades de pescado y carne, con una mejor calidad de vida, menor riesgo de enfermedades crónicas y mejor salud cerebral en los adultos mayores.

“Yo le agrego ajo a todo”, dice Maxine Siegel, R.D., dietista y directora del laboratorio de pruebas de alimentos de Consumer Reports. “Puedes usarlo para condimentar un plato saludable sin tener que añadir sal. Solo asegúrate de usar ajo fresco en lugar de sal de ajo, porque la sal aumentará los niveles de sodio “.

Cómo sacar el máximo provecho del ajo

Elige los bulbos más frescos. Busca bulbos carnosos con la cáscara tensa, que no esté deshilachada, suelta, seca o mohosa. Los brotes, también, son un signo de la edad. Cuanto más fresco es el ajo, mayor es la concentración de sus ingredientes activos, explica Budoff. Si bien el ajo puede guardarse durante meses, él dice que es mejor comerlo en no más de una semana. “Si esperas más tiempo que eso”, dice, “puedes terminar con algo que ya dejó de estar activo”.

Almacénalo bien. Guarda el ajo en un lugar fresco y oscuro con buena ventilación para evitar que se enmohezca o retoñe.

Córtalo en trozos para que beneficie tu salud. Cortar en trozos, rebanar o machacar el ajo desencadena una reacción enzimática que aumenta sus compuestos saludables. El calor impide esta reacción, así que, deje que el ajo se asiente en la tabla de cortar durante al menos 10 minutos antes de cocinar.

Minimiza el aliento a ajo. El olor a ajo puede permanecer en tu aliento y se excreta por los pulmones uno o dos días después de que lo ingieres. Un estudio publicado en el Journal of Food Science en 2016 sugiere que masticar hojas de menta, manzanas o lechuga crudas después de una comida con ajo puede ayudar a neutralizar los compuestos de azufre en el ajo, responsables de su olor.


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