Renuncia director de la EPA tras lluvia de escándalos por su gestión de la agencia ambiental

Pruitt siempre justificó sus excesivos gastos y culpó a la "izquierda" y a sus detractores por la cobertura negativa de su gestión en la EPA

Donald Trump destacó la labor de Pruitt, a pesar de señalamientos en su contra.

Donald Trump destacó la labor de Pruitt, a pesar de señalamientos en su contra. Crédito: Win McNamee/Getty Images

WASHINGTON— El director de la Agencia para la Protección Ambiental (EPA), Scott Pruitt, presentó este jueves su renuncia al cargo tras afrontar, casi desde que asumió las riendas de la agencia, una incesante lluvia de escándalos por su gestión administrativa, sus costosos viajes, y cuestionable ética.

El presidente Donald Trump, que desde siempre respaldó a Pruitt y su “trabajo sobresaliente”, dijo hoy en Twitter que aceptó su renuncia, y de inmediato nombró a Andrew Wheeler como su sucesor. Wheeler asumirá el puesto de forma interina el lunes próximo.

En su carta de renuncia, obtenida primero por la cadena Fox News, Pruitt precisó que dejará el cargo mañana, viernes, una decisión que calificó como “extremadamente difícil” por la “labor transformativa” de la Administración.

“Los ataques personales continuos contra mí, mi familia, no tienen precedente y han tenido un impacto considerable en todos nosotros”, dijo Pruitt, quien afirmó que la victoria de Trump en 2016 y su nombramiento al frente de la EPA son producto de la “providencia de Dios”.

Desde que asumió como titular de la EPA en febrero de 2017, Pruitt, de 50 años, cumplió a rajatabla la política ambiental de Trump, revirtiendo numerosas restricciones y regulaciones impuestas por la Administración Obama.

La anulación de regulaciones relacionadas con la protección del agua, la energía renovable, o las normas para la exploración de petróleo y gas natural, le valieron aplausos de la derecha y de industrias del sector.

Pero en Washington, Trump es quizá de los pocos líderes políticos en apoyar a Pruitt, quien ha sido blanco de decenas de investigaciones, y ha estado en la mira de legisladores de ambos partidos por cuestionables decisiones al frente de la EPA.

Los “excesos” hasta ahora documentados, de hecho, habían comenzado a provocar una erosión en la EPA, donde varios funcionarios de carrera presentaron su renuncia.

Rosario de quejas

Para sus detractores, la lista de escándalos llegó a sus límites, aún cuando Pruitt trató de justificar costosos viajes en vuelos privados y gastos de seguridad, a costa de los contribuyentes, así como su estrecha relación con cabilderos opuestos a regulaciones ambientales.

Al parecer, algunos cabilderos del sector privado, que buscaban congraciarse con Pruitt para conseguir medidas favorables de la EPA, planearon viajes internacionales de lujo, pero tuvieron que cancelar uno a Australia cuando se filtró a la prensa y generó malos titulares.

Entre las acusaciones que investigan tanto el gobierno como el Congreso, Pruitt gastó en su primer año en el cargo al menos $105,000 en vuelos en primera clase –algunos con aerolíneas de lujo-, y unos $58,000 en vuelos militares o vuelos fletados.

Para cada uno de estos viajes, Pruitt siempre alegó cuestiones de seguridad personal por recibir “amenazas” nunca detalladas, pese a que podía haber tomado vuelos comerciales menos costosos.

Su fijación por su vida privada y seguridad personal también le hicieron invertir del erario público unos $43,000 en una cabina a prueba de sonido en su oficina, chalecos antibalas y el alquiler de un vehículo todo-terreno por más de $10,000 al año, según documentos de la Oficina de Supervisión del Gobierno (GAO, en inglés) y otros datos oficiales obtenidos por el diario “The Washington Post”.

Como si la EPA fuese su cajero automático privado, Pruitt además gastó 3,5 millones de dólares para costear un equipo de 20 agentes de seguridad privada, que lo acompañaron también en viajes personales, incluyendo uno a Disneyland y otro a un partido de fútbol americano en un recinto universitario, según las denuncias.

Pruitt también logró alquilar un apartamento por apenas $50 la noche en un costoso sector aledaño al Capitolio por parte de la esposa de un cabildero con asuntos pendientes ante la EPA, y presuntamente usó recursos de la agencia para ayudarle a su esposa a establecer una franquicia de la popular cadena “Chick-fil-A”.

Los investigadores también siguen la pista a denuncias de que Pruitt recurrió a dos asesores para que se encargaran de sus asuntos personales.

Una de los asesores, Millan Hupp, le dijo a los investigadores del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes en mayo pasado que, por órdenes de Pruitt, le hizo arreglos de viajes personales y citas con agentes de bienes raíces y, en una ocasión, éste le encargó averiguar si éste podía comprar un colchó usado del Hotel Internacional Trump en Washington.

El senador demócrata por Delaware, Tom Carper, afirmó que Pruitt fue “la persona equivocada para liderar la agencia” desde el principio, sobre todo porque durante 17 meses mostró “hostilidad” hacia la misión de la EPA y “promovió políticas que pusieron en riesgo la salud pública para sumar puntos políticos”.

“El descarado abuso de su puesto por ganancia personal ha sido absolutamente asombroso, superado solo por el silencio de demasiadas personas en el Congreso y la Casa Blanca, que le dejaron pasar conducta sin ética y, en ocasiones, posiblemente ilegal”, dijo Carper, quien celebró que ahora Pruitt tenga un boleto de solo ida a su natal Oklahoma.

Grupos ecologistas, entre éstos el “Sierra Club”, aplaudieron lo que consideraron como una tardía renuncia de Pruitt, a quien calificaron como “corrupto”.

“Ya era hora. Scott Pruitt fue el peor administrador de la EPA de la historia, y cualquier presidente que se preocupara por proteger a los contribuyentes y el medio ambiente lo hubiera despedido hace meses”, dijo Michael Brune, director ejecutivo de “Sierra Club”.

“Aún así, hay que congratular a los muchos estadounidenses de varias ideologías que actuaron y exigieron el despido de uno de los funcionarios más corruptos en la historia de nuestro país. La Administración Trump puede estar segura de que la misma energía y pasión que ayudaron a despedir a Pruitt estará presente para asegurarnos de que el próximo administrador de la EPA trabaje para el público y no los contaminadores”, prometió Brune.

En ese sentido, Brune expresó preocupación de que Wheeler no sea necesariamente un mejor reemplazo, debido a su historial como cabildero de la industria del carbón, tradicionalmente opuesta a regulaciones contra la contaminación ambiental.

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