Mujer que acusa a juez Kavanaugh de asalto sexual dará testimonio ante el Senado

También Kavanaugh quiere regresar al Senado para contar su versión, mientras sigue negando la acusación de abuso sexual

El presidente Trump nominó a Brett Kavanaugh para el Tribunal Supremo.

El presidente Trump nominó a Brett Kavanaugh para el Tribunal Supremo. Crédito: SAUL LOEB/AFP/Getty Images

WASHINGTON— Christine Blasey Ford, recuerda con “claridad cristalina” el presunto ataque sexual de Brett Kavanaugh hace varias décadas y este lunes, bajo presiones políticas, los republicanos del Comité Judicial del Senado aceptaron programar audiencias para escuchar su testimonio y el del juez la próxima semana.

La confirmación de Kavanaugh para un puesto vitalicio en el Tribunal Supremo estaba prácticamente asegurada, con un voto preliminar en el Comité Judicial previsto para el próximo jueves.

Según fuentes legislativas, el senador republicano por Iowa y presidente del Comité, Chuck Grassley, dijo a líderes de su bancada que tanto Ford como Kavanaugh tendrán oportunidad de contestar preguntas en audiencias públicas el próximo lunes sobre el escándalo que ahora amenaza con descarrilar la confirmación del juez.

Antes del anuncio de Grassley, el presidente Donald Trump volvió a elogiar a Kavanaugh como un “juez sobresaliente”, a la vez que acusó a los demócratas de retener información sobre la acusación de Ford hasta ahora por motivaciones políticas, pero mostró disposición a aceptar una demora en el voto de confirmación.

“El juez Kavanaugh espera una audiencia en la que pueda limpiar su nombre de esta falsa acusación. Él está listo para dar testimonio mañana si el Senado está listo para escucharlo “, dijo un portavoz de la Casa Blanca, Raj Shah.

El panorama cambió drásticamente después de que las abogadas de Ford, Lisa Banks y Debra Katz,  indicaron hoy que su cliente está dispuesta a comparecer ante el Senado para contar su versión de los hechos.

Horas después, Kavanaugh volvió a negar la acusación pero también expresó su deseo de contar su versión de un incidente que, según insistió, jamás ocurrió.

“Nunca he hecho semejante cosa como lo que describe la acusadora – ni a ella ni a nadie más. Como esto nunca ocurrió, no tenía idea alguna de quién estaba haciendo esta acusación hasta que ella se identificó ayer”, dijo Kavanaugh en una declaración escrita.

El viernes pasado, Kavanaugh dijo que negaba la acusación “categóricamente y sin equívocos”.

Pero Banks afirmó hoy en  un programa de la cadena radio pública NPR que su cliente tiene un recuerdo “claro y cristalino” de lo que ocurrió.

Banks explicó que Ford, como tantas otras víctimas de abuso sexual, tiene derecho a decidir si divulgan o no su experiencia y cuándo, y si tardó tanto en sacarlo a la luz pública fue por temor y por el “gran riesgo personal para ella y su familia”, y no por motivaciones políticas.

Katz dijo al diario “The New York Times” que espera que la eventual audiencia con Ford “sea justa” y no se convierta “en otra arma de ataque contra una mujer que ha decidido presentar estas acusaciones de mala conducta sexual contra un hombre poderoso”.

Ford habló de su experiencia con Kavanaugh a principios de la década de 1980, cuando ambos cursaban la secundaria, primero en julio pasado, cuando envió una carta privada a la senadora demócrata por California, Dianne Feinstein, y al diario “The Washington Post”.

Ford, una investigadora psicóloga, se identificó públicamente ayer domingo durante una entrevista con el diario “The Washington Post”, en la que nuevamente describió el presunto ataque físico y sexual.

Según el relato de Ford, Kavanaugh se emborrachó en una fiesta en un suburbio de Maryland, forcejeó con ella en una cama mientras la manoseaba e intentaba desnudarla, y le tapó la boca para impedir que gritara. Sólo logró escapar cuando un amigo de éste, Mark Judge, saltó sobre ellos. Judge no ha hecho declaraciones públicas sobre el incidente.

Ecos de 1991

Las acusaciones de Ford, conocida en círculos profesionales como la doctora Blasey, surgen en un ambiente partidista y de gran acritud en el Senado, pero cobran fuerza ahora que el llamado movimiento “MeToo” le ha dado foro a las acusaciones de acoso y abuso sexual de mujeres contra hombres en distintas esferas de la sociedad, incluyendo a políticos y celebridades.

Pero en 1991, el panorama era radicalmente distinto. Ese año, Anita Hill, una profesora de leyes, dijo bajo juramento ante el Senado que el entonces nominado al Tribunal Supremo, Clarence Thomas, también afroamericano como ella, la acosó sexualmente cuando ambos trabajaban en la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC) en la década de 1980.

Según Hill, Thomas le mostraba películas y otros materiales pornográficos, y su testimonio acaparó grandes titulares dentro y fuera de EEUU. Al final, el Senado confirmó a Thomas, 52-48, considerado entonces como el voto más estrecho para un juez del Tribunal Supremo en más de un siglo.

Si en 1991 once senadores demócratas contribuyeron a la confirmación de Thomas, ahora la bancada de oposición en el Senado, liderada por Chuck Schumer, ha cerrado filas en contra de Kavanaugh.

En las redes sociales, ya surgió la etiqueta “#LeCreoAChristineBlasey”, en solidaridad con Ford.

Voto clave esta semana

No está claro si, como exigen la bancada demócrata y algunos republicanos, entre éstos Lisa Murkowski, Susan Collins,  y Jeff Flake, el Senado postergará el voto final de confirmación de Kavanaugh, aun después de la audiencia del lunes próximo.

Grassley no descarta la posibilidad de que, a su juicio,  los demócratas hayan preparado la divulgación de la acusación contra Kavanaugh ahora para descarrilar su confirmación, justo cuando los republicanos intentan agilizar el voto a tiempo de la nueva sesión del Tribunal Supremo el mes próximo.

Ya antes de que saliera a la luz la acusación de Ford, la bancada demócrata había exigido más tiempo para estudiar la trayectoria judicial de Kavanaugh, alegando que hay demasiados agujeros sobre su paso como asesor legal de la Casa Blanca durante la presidencia de George W. Bush.

Los cuatro días de audiencia de confirmación de Kavanaugh estuvieron marcados por caos y ruidosas protestas de activistas que temen que éste no sólo halará a la máxima corte del país más hacia la derecha sino que ayudará a revertir ciertos derechos de las mujeres, minorías e inmigrantes.

El presidente lo defiende

Trump defendió a Kavanaugh, a quien calificó como una de “las mejores personas” que haya tratado, además de considerar que es un “juez sobresaliente“.

También acusó a los demócratas de soltar hasta ahora las acusaciones en contra del nominado, pero consideró que Senado debe escucharla. “Queremos pasar por un proceso completo”, dijo Trump.

En el mismo sentido se pronunció la principal consejera de la Casa Blanca, Kellyanne Conway, quien afirmó a la cadena Fox News que, en vez de insultos o intentos de silenciarla, Ford merecía ser escuchada.

El senador republicano por Carolina del Sur, Lindsey Graham, un gran aliado de Trump, aceptó escuchar “lo que tenga que decir (Ford) para compararlo con toda la información que hemos recibido sobre el juez Kavanaugh”.

Sin embargo, Graham sugirió que eso no impedirá que prosiga el voto de confirmación.

El senador republicano por Texas, John Cornyn, consideró que una acusación de hace tres décadas parece más una “emboscada” y no debe descarrilar la confirmación de Kavanaugh.

El presidente Donald Trump nombró a Kavanaugh, ahora un juez conservador en un tribunal federal de apelaciones de Washington, para un puesto vitalicio en el Tribunal Supremo.

Es su segundo nombramiento después de que el año pasado lograra la confirmación de otro juez conservador, Neil Gorsuch.

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