Ford y Kavanaugh bajo la lupa sobre acusaciones de asalto sexual hace tres décadas

Trump y los republicanos no parecen tener un “Plan B” en caso de que la confirmación de Kavanaugh se vaya al despeñadero

Christine Blasey Ford declara ante el Comité Judicial del Senado sobre la nominación de Brett Kavanaugh.

Christine Blasey Ford declara ante el Comité Judicial del Senado sobre la nominación de Brett Kavanaugh. Crédito: Getty Images

WASHINGTON— El Comité Judicial del Senado escuchó este jueves los testimonios de Christine Blasey Ford y Brett Kavanaugh sobre las acusaciones de asalto sexual que pesan sobre el juez conservador y que podrían impactar su confirmación en el Tribunal Supremo y las elecciones de noviembre próximo, y medir la fuerza del movimiento “#MeToo”.

En un hacinado salón del edificio Dirksen del Senado, los 21 miembros del Comité, bajo control republicano, escucharon a Ford, la primera mujer que acusó a Kavanaugh de asalto sexual en 1982, cuando ambos cursaban la secundaria, y después a Kavanaugh, quien volvió a negar todas las acusaciones reveladas en los últimos días.

A apenas 40 días de los comicios que definirán el control del Congreso, tanto Ford como Kavanaugh repitieron bajo juramento sus posiciones, diametralmente opuestas, poniendo a prueba su credibilidad.

Sin embargo, la voz quebrantada de Ford al leer su testimonio le dio un fuerte toque emotivo, mientras se hizo un silencio de tumba en el comité para escucharla.

“Estoy acá hoy no porque quiera. Estoy aterrada. Estoy acá porque creo que es mi obligación cívica decirles lo que me pasó cuando Brett Kavanaugh y yo estábamos en la secundaria”,  explicó Ford, ahora profesora de psicología en la Universidad Palo Alto, en California.

Ford, de 51 años, detalló sus recuerdos de aquella noche en 1982, cuando un Kavanaugh ebrio  presuntamente intentó violarla durante una fiesta en un suburbio de Maryland.

“Creí que me iba a violar. Traté de gritar por ayuda. Cuando lo hice, Brett puso su mano sobre mi boca”, afirmó Ford, al detallar el forcejeo en la cama, su temor a morir, y las risas burlonas entre él y su amigo, Mark Judge, quien se ha negado a dar testimonio.

Ford, casi bajo juicio

El interrogatorio a Ford, que se prolongó durante más de dos horas, fue liderado por la fiscal republicana de Arizona, Rachel Mitchell, contratada para la ocasión por el liderazgo republicano del Comité –once hombres blancos mayores- por la sensibilidad del asunto.

La misión de Mitchell fue poner en tela de juicio la memoria de Ford, cuestionar el origen de sus trastornos de estrés y ansiedad, y sembrar dudas sobre si ésta lanzó su acusación por motivaciones políticas, y alentada por los demócratas.

Pero Ford, quien tiene un doctorado en psicología, ofreció explicaciones científicas a su miedo a volar y el estrés postraumático e insistió, en un intercambio con el senador demócrata Dick Durbin, que está “100%” segura de que Kavanaugh fue su atacante.

A petición de los abogados de Ford, los senadores programaron descansos periódicos, y solo los demócratas tomaron turnos para hacer preguntas y, sobre todo,  para elogiar su “valentía” .

“Creo que la doctora Blasey Ford nos mostró cómo luce la valentía…  el mensaje que (los republicanos) están enviado a sobrevivientes ´no te creemos, tu voz no importa, no te valoramos            “, dijo la senadora demócrata por Nueva York, Kirsten Gillibrand, quien instó a los republicanos a que rechacen a Kavanaugh.

Kavanaugh: “No lograrán que renuncie”

Con su esposa, Ashley, sus padres, y asesores a sus espaldas, Kavanaugh asumió un tono altamente combativo, con un rostro lleno de rabia y alzando la voz para dejar en claro que sobrevivirá un proceso que se ha convertido en “vergüenza nacional”,  creada por los demócratas para torpedear su confirmación.

 “Ustedes quizá me derroten en el voto final pero nunca lograrán que renuncie” a la nominación, subrayó Kavanaugh, quien aseguró que nunca ha atacado a nadie en ningún lugar. 

El juez afirmó que las “agresivas y falsas acusaciones adicionales” han “destruido total y permanentemente mi nombre y mi familia”.

Kavanaugh, de 53 años, llegó a la audiencia tomado de la mano de su esposa, y en su turno volvió a negar las acusaciones, se mostró ofendido –derramó lágrimas por una de sus hijas- y salió al contraataque. La aparente estrategia, de cara la opinión pública, era responder a las lágrimas de Ford con las suyas.

En ese sentido, Kavanaugh pareció seguir el mismo libreto que el del juez Clarence Thomas, quien en 1991 tuvo que defenderse de acusaciones de acoso sexual por parte de Anita Hill.  Thomas logró la confirmación en el Tribunal Supremo con solo dos votos republicanos en contra.

En general, las reacciones a ambos testimonios se movieron por carriles partidistas, en una audiencia de alta volatilidad política.

Los republicanos mostraron disposición a escuchar a Ford pero siguieron inclinándose por confirmar a Kavanaugh. El senador Lindsey Graham declaró que la audiencia era una “farsa sin ética”, por las preguntas de los demócratas hacia el juez.

Mientras, los demócratas insistieron en que se postergue el voto y que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) investiga las acusaciones.

Protestas a favor y en contra

La audiencia, una de las más esperadas en la historia reciente, con millones de personas siguiéndola por internet, televisión, y las redes sociales, se llevó a cabo bajo intensas medidas de seguridad -no se admitía a nadie en el piso sin credenciales del Congreso- mientras afuera del complejo del Capitolio, grupos a favor y en contra de Kavanaugh realizaron sendas protestas.

Activistas y estudiantes invitados por el grupo “Mujeres por Kavanaugh” afirmaron que el juez es víctima de una “campaña de difamación” montada por los demócratas para torpedear su confirmación.

Meghan Suggs, una estudiante de “Liberty University”, consideró que Ford debe ser escuchada pero que si Kavanaugh es inocente merece la confirmación.

Mientras, activistas en contra de Kavanaugh se dispersaron por el edificio Dirksen con mordazas en los labios y mensajes como “creemos a Ford” y “crean a las víctimas”.  Centenares llegaron hasta las gradas del Tribunal Supremo con consignas para frenar al juez.

Centenares de activistas realizan una protesta contra Kavanaugh en las gradas del Tribunal Supremo. Foto: María Peña/Impremedia

¿Hay un “Plan B”?

Por ahora, la mayoría de los republicanos  optó por la cautela mientras decide los siguientes pasos, pero no parecen tener un “Plan B” en caso de que la audiencia dejé mal parado a Kavanaugh. El presidente Donald Trump dejó entrever que podría retirar su nominación si el testimonio de Ford lo convence.

El presidente del Comité, Chuck Grassley, programó un voto para mañana viernes aunque, preguntado en múltiples ocasiones por el enjambre de periodistas afuera del salón, matizó que todo dependerá de la audiencia.

La meta de los republicanos es votar mañana y proceder al voto definitivo en el pleno del Senado a comienzos de la próxima semana.

Debido a un cambio en los reglamentos para confirmar a jueces, Kavanaugh sólo necesitará 51 votos para hacerse con el cargo vitalicio en el Tribunal Supremo, y por ahora se desconoce si habrá deserciones en las filas republicanas.

Los 49 senadores de la bancada demócrata prevén votar contra Kavanaugh, porque la Administración Trump rechazó reabrir la investigación del FBI, y porque los republicanos se negaron a divulgar más de 100,000 documentos relacionados con el historial de Kavanaugh como abogado de la Casa Blanca bajo la presidencia de George W. Bush.

El impacto de la audiencia

La maratónica jornada de testimonios ha cobrado mayor importancia en unos momentos de gran polarización social en temas como los derechos reproductivos de la mujer, el equilibrio ideológico del Tribunal Supremo y la independencia de los jueces en general.

Se trata del segundo nombramiento de Trump de un juez vitalicio en la máxima corte de EEUU, que tiene la última palabra sobre un amplio gama de temas en la vida nacional, incluyendo el derecho al aborto, inmigración, y los derechos de las minorías.

A raíz de las acusaciones contra Kavanaugh de parte de Ford y al menos otras tres mujeres, los bandos se han dividido entre aquellos que creen a Ford y exigen suspender el voto, y aquellos que defienden la entereza del juez e impulsan el voto.

La vista se realizó con el trasfondo del creciente movimiento “MeToo”, que ha dado voz y visibilidad a mujeres víctimas de acoso o abuso sexual en los sitios de empleo en diversos sectores de la economía, la política, y el mundo del entretenimiento.

Ford “llenó de orgullo a las mujeres en todas partes por su fortaleza y valentía. Es un día importante para las mujeres, para la política, y me sentí feliz de estar allí, apoyándola”, dijo Milano.

Al terminar la sesión del Comité Judicial del Senado, Trump reiteró su apoyo a Kavanaugh, elogió su testimonio y renovó sus acusaciones contra la obstrucción demócrata. Kavanaugh no dijo si apoyaría investigación del FBI.

Tras una reunión a puerta cerrada, el comité decide votar mañana sobre Kavanaugh y el voto definitivo se realizará en el pleno el martes o el miércoles.


En esta nota

Asalto Sexual Brett Kevanaugh Christine Blasey Ford Donald Trump Estados Unidos Política Senado Tribunal Supremo
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain