Ambientalistas cuestionan las protecciones ecológicas del nuevo acuerdo comercial entre EEUU, México y Canadá

Trump enviará el acuerdo al Congreso, que abarca un intercambio comercial de casi $1,2 billones, para su ratificación después de los comicios del próximo 6 de noviembre o a principios de 2019

04/18/18/WILMINGTON/Smoke is seen from oil refineries in the Wilmington area. The Los Angeles-Long Beach region remains one of the most polluted in the country. (Photo by Aurelia Ventura/La Opinion)

04/18/18/WILMINGTON/Smoke is seen from oil refineries in the Wilmington area. The Los Angeles-Long Beach region remains one of the most polluted in the country. (Photo by Aurelia Ventura/La Opinion) Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

WASHINGTON — El presidente Donald Trump reafirmó este martes que el nuevo acuerdo comercial entre EEUU, México y Canadá, es una “victoria” para las empresas y trabajadores, pero ya antes de que el Congreso lo someta a debate y voto, influyentes grupos ambientalistas criticaron las débiles protecciones del pacto.

Trump prevé firmar el “Acuerdo EEUU, México, Canadá” y enviarlo al Congreso a finales de noviembre próximo,  y confía en que el pacto trilateral será aprobado porque, según repitió hoy, es una “victoria para las industrias y trabajadores estadounidenses”.

Según Trump, el acuerdo, alcanzado la noche del domingo cuando Canadá se sumó al pacto, fomentará la competitividad económica de EEUU y Norteamérica y convertirá al bloque económico en una “fuerza motriz” para el sector manufacturero.

En declaraciones hoy a este diario, Raúl García, consejero legislativo del grupo  “Earthjustice”, consideró que el acuerdo supone un “buen compromiso” de los tres países socios para tomar en serio el impacto del desarrollo económico en el medio ambiente.

“Esperamos que la Administración Trump cumpla con sus obligaciones y mantenga intactas leyes ambientales como NEPA, que empodera y protege la salud de nuestras  comunidades”, dijo García.

Trump ganó la presidencia en 2016 en parte por su discurso de proteccionismo económico pero su Administración ha afrontado fuertes críticas por replegar o anular protecciones ambientales adoptadas por su antecesor, Barack Obama.

Ahora, algunos de estos mismos grupos, entre ellos el Sierra Club y Greenpeace, afirman que el acuerdo que reemplazará al “Tratado de Libre Comercio de América del Norte” (TLCAN, o NAFTA en inglés), contiene débiles protecciones para el medio ambiente.

El texto del acuerdo trilateral contiene un capítulo de 31 páginas sobre el medio ambiente pero, según sus detractores, omite mención del cambio climático y sigue otorgando dádivas a corporaciones en el sector energético, mientras que las salvaguardas ambientales son débiles y con pocas garantías de una rigurosa aplicación.

Michael Brune, director ejecutivo del Sierra Club, consideró que la política comercial de Trump ha creado una propuesta que más bien “perpetuará el daño del NAFTA en nuestras comunidades”.

La nueva versión premiará a empresas como Chevron y ExxonMobil y “cimentará el legado de contaminación” años después de que Trump deje el poder, advirtió Brune.

“La propuesta en general se queda corta en cuanto a los cambios mínimos que son esenciales para frenar las amenazas del NAFTA al aire, agua y el clima. Si esta propuesta se mantiene… el Sierra Club se opondrá vigorosamente mientras seguimos la lucha por un reemplazo genuino del NAFTA que ponga de primero a la gente y al planeta”, prometió.

Según un análisis que hizo el Sierra Club, el texto, por ejemplo, no tiene reglamentos vinculantes sobre la contaminación con plomo, lo que significa que las corporaciones seguirán teniendo incentivos para verter sus desechos de plomo en México. Los elevados niveles de plomo en comunidades próximas a las fábricas han contribuido a un aumento en enfermedades crónicas, según estudios médicos.

En otra parte, el documento reconoce que la contaminación del aire “es una amenaza grave para la salud pública” pero omite reglamentos de cumplimiento obligatorio para reducir la contaminación que agravó el NAFTA y, en general, no corrige las amenazas a los ecosistemas, la vida silvestre o a las protecciones del aire y agua, señaló el Sierra Club.

El documento deja en pie una cláusula que exige que el gobierno de EEUU apruebe las exportaciones de gas a México, aunque paradójicamente también obliga a las autoridades a tomar en cuenta el “interés público”.

El acuerdo además evaluó la amenaza de la contaminación de plásticos en los océanos y su impacto en la vida marina, y dejó campo para negociar un acuerdo multilateral por separado para hacer frente a ese problema.

El grupo “Friends of the Earth” dijo en  un comunicado que el acuerdo aumentará el calentamiento global, dificultará el combate contra la contaminación de combustibles fósiles, y minará la seguridad alimentaria y en los sectores agrícola y de biotecnología.

El acuerdo “es un obsequio corporativo cuya intención es reducir drásticamente los poderes del gobierno para proteger a la gente y al planeta”, dijo Doug Norlen, director de política económica de “Friends of the Earth”.

Greenpeace consideró que los pueblos de Norteamérica merecen algo mejor que este acuerdo porque,  a su juicio, éste dará vía libre a corporaciones que contaminan el medio ambiente, y dificultará aún más el combatir el repliegue de otras protecciones ambientales.


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