La propuesta de Trump, tan falsa como su ‘arte de negociar’

Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice y David Torres es asesor de medios en español de America’s Voice

El presidente Trump afirma que más hispanos lo respaldan.

El presidente Trump afirma que más hispanos lo respaldan. Crédito: BRENDAN SMIALOWSKI/ | AFP/Getty Images

¿Es posible negociar con el diablo sin que en algún momento haya consecuencias nefastas?

La respuesta es no. Tarde o temprano nos quemaríamos, pues la maldad tiene un propósito. Su dañina transparencia es tan evidente, que es mejor no pactar.

Eso, en sentido figurado, es lo que pasa al negociar con Donald Trump, que cambia de postura arbitrariamente. Trump no es de fiar, como tampoco su pretendido “arte de negociar”. Precisamente debido a ello se ha ganado una ominosa reputación.

El sábado ofreció un alivio de 3 años, sin ninguna vía de legalización y mucho menos ciudadanía a una fracción de los Dreamers y beneficiarios del TPS, a cambio de los casi 6,000 millones de dólares para su muro fronterizo. El plan contiene además medidas que minan la posibilidad de los migrantes de solicitar asilo.

Esta medida es su condición para poner fin al cierre del gobierno que él mismo provocó. Pero su burda “prestidigitación” política ya no funciona, como aquel mago al que se le descubre el truquito.

Trump está ofreciendo devolver lo que él mismo ya canceló. Primero terminó DACA porque fue una orden ejecutiva girada por Obama, porque no quiere dejar rastro de su predecesor. Luego él canceló el TPS a quienes provienen de países que considera despreciables.

Quiere aparecer ante su público como un “salvador”, sin mencionar que él mismo los causó en su necedad y soberbia. Las vidas de cientos de miles ahora mismo penden de un hilo. Y él parece disfrutarlo.

El año pasado Trump rechazó una propuesta que le habría dado $25,000 millones para seguridad fronteriza, incluyendo el muro, si se proveía una vía de legalización para los Dreamers, pero no la aceptó porque la extrema derecha que lo apoya la tildó de “amnistía”.

Ahora está contra la pared por un cierre gubernamental del cual es responsable y por el que la mayoría lo culpan. Un cierre que provocó por una “crisis fronteriza” que también inventó. La única crisis en la frontera es humanitaria por sus políticas de cero tolerancia, separación de niños, detención masiva de menores y trabas para que migrantes que huyen de la violencia puedan solicitar asilo. Un funesto panorama que también será parte de la definición de su presidencia como uno de los peores mandatarios de EEUU.

Sigue usando a los inmigrantes como chivos expiatorios para no perder a su prejuiciosa base. Los usa como fichas de cambio proponiendo soluciones temporales sin garantía para los inmigrantes. Esa misma extrema derecha ya está tildando estas medidas como “amnistía”.

En la semana que se conmemora el natalicio del icónico líder de los derechos civiles, Martin Luther King, Jr., es lamentable ver cómo este presidente y sus habilitadores usan a los inmigrantes y a los sectores más desprotegidos a su antojo para impulsar su agenda de prejuicio y división. Poco les importa jugar con las vidas de 800,000 empleados federales.

La caótica presidencia de Trump es un triste recordatorio de que el prejuicio sigue latente y de que el Sueño de King, que costó vidas, lágrimas y privaciones de la libertad, todavía no se hace realidad.

Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice y David Torres es asesor de medios en español de America’s Voice.

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