El golpe de Trump llega hasta las cocinas mexicana: ¡ya no se puede comer guacamole!

El precio del aguacate ha subido considerablemente en México

Apolinar Molina muestra los aguacates que muchos rechazan por el precio.

Apolinar Molina muestra los aguacates que muchos rechazan por el precio. Crédito: Gardenia Mendoza | Impremedia

MEXICO – Javier Reyes llega apresurado al mercado Michoacán en la colonia Condesa de la Ciudad de México. Toma cuatro aguacates, los pone en la báscula y espera a que el vendedor los pese y saque la cuenta. Son 105 pesos. ¿Qué?, cuestiona el comprador. No, no. Deme uno, nada más.

Apolinar Molina, el despachador, se pone serio. Cobra una cuarta parte y exclama: “Ahora la gente prefiere comprar huevo o cualquier otra cosa: los precios están altísimos”.

Hace varias semanas que todos sufren en los mercados mexicanos por el precio del aguacate que, de buenas a primeras, cuesta el doble que a principio de año, desde que Donald Trump amenazó con poner aranceles del 5% a los productos mexicanos.

México es el principal proveedor del fruto al mercado estadounidense. Desde principios de año se previó un envío de un millón de toneladas toneladas, según la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México; tras la jugada de Trump de imponser gravámenes ––hasta ahora exentos por el Libre Comercio en los dos países–– si no se frena la migración, ha puesto el mercado volátil, los pedidos se han incrementado y la cuenta final la pagan las mesas mexicanas.

“Gringos y mexicanos quieren tener y enviar todo el aguacate en Estados Unidos, nos dicen en la Central de Abasto”, comenta el vendedor Molina. “Aquí nos dejan el más chiquito, el más refrigerado, y la gente lo ve mal porque la calidad no tiene que ver con el precio”, señala Molina. “Al final, no lo llevan: yo compraba cuatro cajas diarias para revender y ahora sólo una”.

El resto de los puestos en el mercado Michoacán, optaron por no venderlo en estos días. Es muy alto el costo y poco el beneficio, coinciden.

A la inestabilidad económica que generó la amenaza de Trump, se agrega la alta demanda derivada de un asunto climático en California, donde se produce uno de cada 12 frutos que consume el mercado estadounidense; el resto es mexicano.

El problema en California es que sólo produce ocho meses al año y, particularmente este año, se ha ido a la baja porque se maduraron con anticipación frente a temperaturas sin precedentes en la región. México ha tenido que salir al paso, pero, en la euforia por el oro verde también se ha dañado el medio ambiente.

Tan sólo en Michoacán, el principal estado exportador, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales calcula que podría haber alrededor de 50,000 hectáreas clandestina, sin vocación de cultivo, sin estudios de impactos a la ecología que está derivando en desastres tanto en la región como en otras vecinas.

En Jalisco, por ejemplo, se culpa a la tala inmoderada de árboles para el cultivo de aguacate por las inundaciones inéditas y las autoridades han amenazado con llevar a juicio a todas las personas que siembren en zonas no permitidas

“Sabemos que la regulación de los productores es muy importante porque, en caso de que los aranceles de Trump se impusieran, mucho aguacate se quedaría en México y la sobreproducción sería un desastre”, advierte José Escamilla, un pequeño productor que alimenta a la asociación de aguacateros exportadores. “Quizás el precio nacional se estabilizaría, pero habría menos dólares”.

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