Mujeres mexicanas defienden su derecho a una casa propia

Una de cada siete mexicanas no tienen propiedades a su nombre

Alejandra Cortés (2da  de i a d) se quedó sin patrimonio para sus hijos, junto a ella en la foto.

Alejandra Cortés (2da de i a d) se quedó sin patrimonio para sus hijos, junto a ella en la foto. Crédito: Cortesía Alejandra Cortés

MÉXICO – Hace apenas unos doce meses que Alejandra Cortés se dio cuenta de que no tenía nada material. Ni casa, ni coche ni bien alguno. Aunque se divorció de su ex marido hace cuatro años, la mala relación de pareja le quitaba las ganas de hacer cualquier cosa que involucrara convivencia con él, así fuera la mínima, así perdiera.

“Nunca fue importante para mí el tema del dinero, sino lo sentimental”, recuerda. “Fui una tonta”.

Hoy Cortés es una de cada siete mujeres que no tienen propiedad en este país, según revelan datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI). O para decirlo más sencillo: sólo tres de cada 10 mujeres son propietarias de una vivienda.

Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas explica que una de las principales razones por las cuales ellas están en desventaja en el tema son creencias culturales que se unen a por lo menos una decena de causas: la falta de leyes, la injusticia, prejuicios religiosos, entre otras.

Alejandra Cortés creía que una forma de demostrar su amor incondicional era dejar al esposo el control de las propiedades que adquirieron juntos y él lo aceptaba gustoso.

“Todo lo ponía a su nombre”, recuerda. “Yo no tenía un trabajo formal, pero cuidaba a los niños y cuando crecieron también vendía cosas para pagar la comida y la escuela porque él pagaba la casa (hipoteca)”.

Al estar casados por bienes mancomunados y al engendrar tres hijos, la ley mexicana la amparaba en su derecho a la mitad de los bienes. También la Declaración Universal de Derechos Humanos,  el artículo 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.

Pero ella no quería pelear: no tenía dinero para abogados.

El Instituto Nacional de las Mujeres demandó recientemente a las autoridades a generar políticas para defender a las mujeres en el plano económico porque la brecha entre hombres y mujeres propietarios de una vivienda no tendría explicación, sin la falta de independencia económica de ellas.

“Tienen que ver principalmente por la histórica precarización del trabajo de las mujeres, a ellas se les sigue pagando menos por lo que hacen y eso tiene un impacto directo en los accesos no sólo a vivienda sino a todos los servicios que generen bienestar”, detalló Jeli Camacho, de la organización Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia.

A Alicia Brito le daba miedo divorciarse a pesar de las múltiples infidelidades de su marido, de los maltratos psicológicos y del desamor. “Estaba segura que me pondría de patitas en la calle y yo con dos niños pequeños no era posible ponerme a trabajar en el campo”, cuenta en entrevista telefónica en Celaya, Guanajuato.

De acuerdo con los resultados del Módulo sobre la Situación de los Bienes en el Hogar (MSBH), , las mujeres que habitan en comunidades rurales (de menos de 15 mil habitantes) son propietarias de apenas 21% de la tierra agrícola y sólo tienen una mayor participación en la propiedad de animales de bajo valor como pollos y gallinas, mientras que los hombres son mayoritariamente dueños de vacas, toros y caballos.

“Las mujeres son dueñas de lo chiquito”, reconoció Félix Vélez, funcionario de INEGI.

Igual que ocurre en la vivienda, en el caso de la propiedad de la tierra se observa también la costumbre de que el registro de la propiedad está a nombre de un hombre: el padre, el marido o el hermano, a pesar de que muchas mujeres han demostrado eficiencia administrativa.

El ex marido de Alejandra Cortés se quedó con todo para venderlo. Hoy está en la ruina. Ella, en cambio, tiene hoy dos negocios: uno de organización de eventos y, otro, para organizar espacios. “Debía pelear más y aún tendría una casa” y algo más: algo que heredar a sus hijos.

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