¿Sientes miedo a estar soltero? Conoce los síntomas de la anuptafobia
La anuptafobia se puede superar, pero no sin ayuda psicológica
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Aunque te parezca extraño que el temor a estar soltero pueda ser una alteración psicológica que amerite atención médica, este trastorno sí existe y se conoce como anuptafobia. No se trata de un simple temor, como quien teme usar un ascensor o caminar en la oscuridad, es un trastorno bastante peculiar.
Según lifeder.com, quien padece de anuptafobia tiene que cumplir con ciertas características, como miedo desproporcionado que no puede ser explicable o razonable, evitación ante la situación temida y que además está más allá del control voluntario.
Aparte existen síntomas claves que, a través de esta fuente, te daremos a conocer. Están divididos en tres áreas principalmente alteradas por este trastorno:
Plano fisiológico
La anuptafobia despierta respuestas fisiológicas ante el temor a estar soltero, como: sudoración, resequedad en la boca, incremento de la tasa cardíaca, dolores estomacales, vómitos, dilatación en la pupila y tensión muscular.
Plano cognitivo
En este punto la persona comienza a tener creencias sobre la situación temida, sacando conclusiones subjetivas como que nunca encontrará pareja, nadie lo querrá o siempre estará solo/a. Sumando frases desmotivadoras similares a: “nunca seré feliz” que claramente disminuyen la autoestima.
Plano conductual
Este punto también es super importante porque es donde se muestran las respuestas físicas que permiten detectar aún más la presencia de anuptafobia.
Búsqueda obsesiva de pareja, resistencia a separarse de alguien o comportamientos pesimista-depresivos ante la situación, son las más comunes. Los síntomas de los planos anteriores afectan directamente en este último, empeorando el comportamiento del individuo.
La anuptafobia no tiene causa única y puede estar relacionada a experiencias traumáticas anteriores que estén vinculadas con el compromiso. O relaciones sentimentales que terminaron mal, incluso la de los padres, afectando a la persona desde su infancia o desde el momento que sucedió la ruptura.
Este trastorno puede deteriorar progresivamente a la persona, por eso es necesaria la ayuda psicológica. Entre los tratamientos, la terapia cognitivo conductual es la más común. Los fármacos no suelen usarse, a menos que sean ansiolíticos para respuestas de ansiedad elevada, y deben ser recetados por un especialista.
