En el siglo XXI, ¿existe el machismo?
Simplemente estamos bailando un baile que hace tiempo nos enseñaron y que, de manera inconsciente, continuamos sin darnos cuenta.

Crédito: Shutterstock
Es imposible que yo sea feminista. Desde pequeña trabajé cantando y a los 15 años ya ganaba más que mi papá. He ganado más dinero mensualmente que el presidente de Estados Unidos. Pienso que eso me ayudó a ser autosuficiente, a lograr mis metas, en vez de quejarme de los hombres y de asumir el papel de víctima.
Me pregunté: ¿por qué no logro que esto cambie? ¿Por qué los hombres pensaban que era una feminista furibunda que solo hacía que su mujer cambiara? Me di cuenta de que ese no era el camino. Ya la mujer había hecho su liberación femenina, pero el hombre no.
Lo que yo hago, va a definir lo que mi pareja, sea hombre o mujer, haga. El hombre no es el malo de la película, ni la mujer tampoco. Simplemente estamos bailando un baile que hace tiempo nos enseñaron y que, de manera inconsciente, continuamos sin darnos cuenta.
He vivido en el mundo de los hombres desde hace mucho tiempo. Descubrí que hacernos respetar y poner fronteras, decir “no”, sin necesidad de hacer un escándalo o ponernos a llorar, funciona.