Presta juramento de ciudadanía con mascarilla contra el coronavirus

Las ceremonias de naturalización regresan a Los Ángeles en pequeños grupos

Barbarito Casillas López se naturaliza ciudadano estadounidense en plena pandemia. (Cortesía Ricardo Pérez-Villegas)

Barbarito Casillas López se naturaliza ciudadano estadounidense en plena pandemia. (Cortesía Ricardo Pérez-Villegas) Crédito: Cortesía

Con medio rostro cubierto por una mascarilla con la bandera de Estados Unidos, y guardando distancia social para protegerse de una posible exposición al coronavirus, a sus casi 80 años de edad, Barbarito Casillas López se naturalizó ciudadano estadounidense.

“¿Qué cómo me siento? Ni me lo pregunte. Estoy muy feliz. Con la ciudadanía estoy más seguro, más protegido. Ya no me pueden deportar a México, y voy a poder votar en las elecciones presidenciales de noviembre”, dice.

Barbarito nació en el municipio de Xalisco en el estado occidental mexicano de Nayarit. Emigró sin papeles en busca de una vida mejor en 1962, cuando tenía 20 años de edad.

En aquella época – cuenta – que era muy fácil cruzarse la frontera sur. Casi pasó con la mano en la cintura, sin despeinarse siquiera. “Había solo como tres guardias cuando cruzamos por el cerro”, recuerda.

Estuvo solo unos días en Los Ángeles porque platica que se fue de inmediato a trabajar al campo. Gracias a eso, pudo obtener la residencia permanente a través de la Amnistía de Reagan en 1986.

“Acá me casé y me divorcié. Tengo una hija de 26 años y tres nietas”.

Barbarito Casillas López presta juramento como ciudadano de EE.UU. (Cortesía Ricardo Pérez-Villegas)

Barbarito dice que no se había hecho ciudadano por pura desidia. “No se lo propone uno”.

Pero fueron sus sobrinos quienes lo animaron a dar el paso y a iniciar el proceso de solicitud de la ciudadanía en septiembre de 2019, y más se motivó a partir de que Donald Trump ganó la presidencia.  “Ya ve como se porta con nosotros los inmigrantes”.

En febrero presentó su examen de ciudadanía. “Es fácil, pero uno se pone nervioso”.  Lo acompañó al examen como su intérprete, su sobrina Yasbet Pérez; y como su abogado, su sobrino, Ricardo Pérez-Villegas.

Después de pasar el examen, le informaron que esperara su ceremonia para marzo, pero con el COVID-19 se atrasó todo.

A través de una carta, le avisaron que su ceremonia de ciudadanía sería el 15 de junio, pero Barbarito llegó a pensar que se iba a posponer por la pandemia.

Sin embargo, el proceso siguió adelante, solo que en lugar de prestar juramento en medio de un evento multitudinario en el Centro de Convenciones de Los Ángeles como usualmente ocurre, se naturalizó en un pequeño grupo de 30 inmigrantes.

La ceremonia fue el lunes 15 de junio en las oficinas del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) en Chatsworth, un barrio en el noroeste del Valle de San Fernando en el condado de Los Ángeles.  

“Los pusieron a cada uno a seis pies de distancia, con mascarillas. Les dijeron que si alguien estuvo enfermo en las dos últimas semanas; o mantuvo contacto con personas con el coronavirus, les podían posponer la ceremonia”, explica Yasbet, quien acompañó a su tío abuelo Barbarito a su ceremonia de naturalización.

Barbarito Casillas no se había hecho ciudadano por pura desidia. (Cortesía Ricardo Peerez-Villegas)

A sus 78 años de edad, Barbarito es un hombre ágil y fuerte que todavía trabaja en la construcción, una actividad a la que se ha dedicado en los últimos 15 años. Aunque también se ganó la vida laborando en restaurantes, fábricas y hospitales. 

Ya sin miedo alguno, convertido en ciudadano estadounidense casi cinco décadas después de emigrar a EE.UU., dice que ya quisiera retirarse, y trabajar solo un par de días a la semana para hacer un viaje a México a ver a la familia que quedó allá. “Vamos a ver”, comenta feliz.

Cuatro generaciones se juntaron en la ciudad de Downey en el condado de Los Ángeles para celebrar que el tío abuelo prestó juramento para defender a Estados Unidos, y se convirtió en ciudadano de este país.

Él está deseoso de votar en noviembre de parte de todos los inmigrantes que desafortunadamente no pueden hacerlo”, comentó su sobrino, el abogado Ricardo Pérez-Villegas.

Desde el 7 de abril, el USCIS cerró sus oficinas para limitar la exposición del COVID-19 a empleados y solicitantes, y  extendió el cierre hasta el 3 de junio. Eso implicó parar los eventos de ciudadanía. A partir de la reapertura de actividades, se han comenzado a realizar pequeñas ceremonias de naturalización en diferentes partes del país.

La última ceremonia masiva de naturalización programada para el 19 de marzo en el Centro de Convenciones de Los Ángeles, se canceló por la pandemia.

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