¿Cuál es la mejor parte del pollo para hacer el caldo?

Los huesos no solo le dan más sabor al caldo, pueden añadir beneficios extra a tu cuerpo

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Crédito: Adelia Rosalinda | Pixabay

El caldo de pollo es uno de los favoritos de la comida casera, es reconfortante, delicioso y puede ser muy nutritivo y reparador.

Cuando estamos enfermos, con algún resfriado, malestar estomacal, diarrea o recién salimos de una cirugía, el caldo de pollo es de las preparaciones más consentidoras y qué también nos hacen sentir cierto alivio. Según detallan investigaciones, un efecto de la sopa de pollo es la mitigación de la inflamación.

Un buen caldo de pollo está compuesto evidentemente de pollo; verduras (que suman una variedad de nutrientes); especias y hierbas como el laurel, el perejil, el tomillo o el romero que elevan su aroma y sabor.

Además de carne, ¿por qué usar huesos?

No solo porque como dice la frase “le dan más sabor al caldo”.

Algunos aminoácidos como la glutamina presentes en el caldo de huesos pueden ser útiles para la digestión.

Los tejidos y los huesos también contienen colágeno. Cocinar colágeno lo convierte en gelatina, que proporciona al cuerpo aminoácidos, que son los componentes básicos de las proteínas.

Una taza caldo de pollo con hueso puede contener más proteínas que la taza promedio de caldo de pollo básico.

Como vemos, el caldo de pollo es una manera sencilla y deliciosa no solo para calmar el apetito, sino para cargarnos de proteínas, vitaminas, minerales y otras sustancias benéficas.

Entrando en materia de sabor, ¿qué pieza es la mejor para el caldo?

El huacal, la espaldilla del pollo. De acuerdo a Food and Wine “este es el primer elemento que debe ir a la olla para que todos los sabores del hueso se concentren y se complementen con las verduras”.

Claro, también puedes añadir otras piezas como las alitas y las patitas. Una vez que los huesos hayan soltado todo su sabor, retíralos y limpia el caldo. Quita la espuma que se forma en la superficie para dar una mejor apariencia y una consistencia más agradable

Si has preparado una cantidad considerable de caldo, puedes congelarlo (sin las verduras) y usarlo para otras preparaciones como sopas, salsas y pastas.

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