Guatemala y su larga memoria

Por Fabiola Pomareda

Una de las dictaduras y guerras más intensas de Centroamérica ha sido la de Guatemala, con casi 40 años de silencio, escuadrones de la muerte, matanzas, tierras arrasadas, persecución e impunidad.

Hoy el mundo entero sigue las noticias de la primera vez en que un líder latinoamericano es acusado y condenado por genocidio. El 10 de mayo, una corte guatemalteca declaró al ex-dictador Efraín Ríos Montt culpable de genocidio indígena y crímenes de lesa humanidad y lo sentenció a 80 años de prisión. Fue acusado como responsable de la masacre de 1,771 personas y el desplazamiento forzado de 29,000, específicamente indígenas mayas Ixil. Durante el juicio, varias víctimas relataron el trauma de la violencia perpetrada por soldados, incluyendo violaciones y tortura.

Muchos se preguntan si es suficiente condenar a un líder militar por actos que se llevaron a cabo colectivamente. Y según reportes de prensa, la primera reacción de Ríos Montt después de la sentencia fue: “Es un show político internacional que va afectar el alma del pueblo guatemalteco, pero nosotros tenemos paz porque nunca derramamos o nos manchamos las manos de sangre de nuestros hermanos”.

Lo cierto es que ahora aunque en todo el mundo hay muestras de alegría por el veredicto, va a tomar mucho trabajo convencer a muchos guatemaltecos para que lo acepten.

En días pasados recibimos aquí en La Raza un fuerte correo electrónico de la llamada Fundación contra el Terrorismo, con un panfleto en el que se leía “La farsa del genocidio en Guatemala, conspiración marxista desde la Iglesia Católica”.

Y durante el juicio esta fundación pagó por varios anuncios publicitarios denunciando al proceso judicial, a los jueces, testigos, activistas de derechos humanos y gobiernos extranjeros, incluyendo Noruega, Suecia y Estados Unidos, por apoyar el juicio.

Mientras que el grupo empresarial Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF) también invirtió en campos pagados criticando los cargos impuestos.

Quienes apoyan a Ríos Montt dicen que no ha habido justicia; solo venganza. Pero es terrible la huella que los años ochentas dejaron en Guatemala y todo Centroamérica; y el mundo ha sido testigo de eso.

Recordemos también que EE.UU. jugó un papel importante en aquella oscura época en Centroamérica. En 1996 EE.UU. participó en las negociaciones de paz con la guerrilla en Guatemala y en ese momento el presidente Bill Clinton se disculpó, en representación de los EE.UU. con el pueblo de Guatemala diciendo que estuvo mal el apoyo a las fuerzas militares o a las unidades de inteligencia que realizaron represión violenta descrita en los reportes de derechos humanos y que su país no debe repetir ese error.

Ahora bien, estas son las horas en que el gobierno de Estados Unidos no se ha tomado la oportunidad para decir si está de acuerdo o no con el veredicto, qué tiene que decir sobre el apoyo que le habría dado al militar en el pasado y cómo el veredicto afecta la relación entre EE.UU. y el actual gobierno de Otto Pérez Molina.

Fabiola Pomareda es periodista y Editora General del periódico La Raza, en Chicago. Síguela en twitter: @FabiolaPomareda o escríbele a pomaredafabiola@gmail.com

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