Las revueltas en el México profundo
Guillermo Bonfil Batalla nos advirtió en su libro “México Profundo” sobre la imposición de los modelos extranjeros de desarrollo que chocan con la historia y el pasado del país.
El México “profundo” o antiguo, dijo Bonfil, tiene una base comunal y cultural, que topa con los modelos extranjeros, como son la privatización y la globalización.
Bien, pues, ahora hay muchas revueltas en México por las recientes reformas propuestas por el presidente Enrique Peña Nieto y aprobadas por el Congreso.
A nadie debe extrañar entonces que la oposición más fuerte a la reforma educativa y energética, por ejemplo, surja en los estados con fuertes raíces indígenas como son Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán.
En la ausencia de consultas populares y participación previa, la gente ahí está cuestionando estas reformas. La razón es que estas propuestas vienen de la cúpula del poder, no de las comunidades a lo largo y ancho del país.
A los 110 millones de mexicanos se les debió consultar, tomar su pulso y hacerlos participar en crear las reformas, no simplemente ordenarles que acepten lo que propone EPN y el Congreso.
Más que nada, lo que se requiere en México, en mi opinión, es reformar la manera en que se gobierna. Si México debe transformarse, esto se debe hacer con el consenso de todos los mexicanos.
Las muchas protestas en México en torno a las reformas solo indican que hay una gran población a la cual no se le permite participar en la democracia de su propio país.
El modelo de las siete décadas que duró en el poder el Partido Revolucionario Institucional y que regresó ahora es la acumulación del poder y los bienes de la nación en unas cuantas empresas, no para los 52 millones de mexicanos que viven en la pobreza y el resto de la población, a la cual nunca se le consulta para nada.
Antonio Zavala es periodista y trabaja como corresponsal de la Agencia EFE en Chicago. Comentarios o sugerencias a ixtlah@gmail.com
