Crónicas mexicanas: Ridículo y peligroso país

Lee esto con cuidado: Se ha pedido al Congreso federal que organice una comisión independiente para investigar el espionaje ocurrido contra la comisión independiente que investigaba a la comisión oficial que investigó la desaparición de los cuarenta y tres estudiantes de Ayotzinapa…

¿Complicado? ¿Ridículo? Sí, esto ya es ridículo.

Se trata de la intención de algunos legisladores y legisladoras mexicanas para investigar el aparente espionaje por parte del Gobierno Federal al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI),

conjunto de expertos enviados por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) el año pasado a México, con el objetivo de verificar que la Procuraduría General de la República estuviera haciendo bien su trabajo en las pesquisas por el caso de los 43 de Ayotzinapa.

Según declaró a W Radio la colombiana Ángela Buitrago, una de las integrantes del GIEI, a los teléfonos celulares del grupo llegaron mensajes sospechosos que les pedían descargar una aplicación. Al preguntarle a sus compañeros de informática, estos les advirtieron que podría tratarse de un intento de espionaje.

En efecto: según reveló el diario The New York Times, tales mensajes fueron enviados por el código “Pegasus”, plataforma de espionaje comprado por la administración de Enrique Peña Nieto con la supuesta intención de obtener información privilegiada de narcotraficantes y otros criminales que, más bien, fue ocupado contra periodistas, activistas y abogados.

¿Puede afirmarse que el gobierno de Peña Nieto quiso espiar a los miembros de GIEI? No, por supuesto. En México existe por ley la presunción de inocencia y esta columna periodística no ha de convertirse en tribunal. No obstante, es preciso recalcar que NSO Group, la empresa creadora del software Pegasus, sólo ha vendido su producto en México al Gobierno Federal.

Además del GIEI, han sido afectados por Pegasus “un economista que ayudó a redactar un proyecto de ley anticorrupción, dos de los periodistas más influyentes de México y una estadounidense que representa a víctimas de abusos sexuales cometidos por la policía. Los intentos de espionaje incluso han alcanzado a los familiares de los activistas y periodistas, incluido un adolescente.”, revela NYT.

Un caso así tendría sentado en el banquillo de los acusados a cualquier presidente. Por menos a Richard Nixon lo echaron de la Casa Blanca, y escándalos de corrupción menores a los de Peña Nieto tienen a Donald Trump en la mira de un juicio político. Pero no en México. Aquí, el inglés Jeremy Bentham, probaría su tesis sobre las maneras en las cuales quienes dictan las leyes son los únicos que se libran de castigo por violarlas ¿De qué manera? Adivina, ¿quién está encargado de investigar si el Gobierno espió o no con Pegasus? El mismo Gobierno.

Ridículo.

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