Estados Unidos redujo la inmigración legal anteriormente en la historia: los salarios no subieron

De nuevo, ciertos políticos -apoyados por el presidente Trump- están insistiendo en que reducir la cantidad de inmigrantes legales y trabajadores temporales aumentarán lo que ganan los estadounidenses. Pero esto se hizo antes, y no funcionó de esa manera.

Entre los años cincuenta y principios de los años sesenta, el gobierno de Estados Unidos decidió expulsar una tercera parte de los mexicanos que trabajaban legalmente en los campos y acabar con el llamado “programa Bracero”, prometiendo así que esto crearía “más trabajos y mejores salarios” para los estadounidenses.

Similarmente, el gobierno del Presidente Trump y una iniciativa de senadores republicanos que inicia su curso ante el Congreso, pretende recortar a la mitad la cantidad de inmigrantes legales que recibe este país con la misma promesa.

“Tenemos que ser más cuidadosos con respecto a quien aceptamos en este país, de manera que en vez de perjudicar a los trabajadores estadounidenses, los ayudemos”, dijo una portavoz del Senador Tom Cotton.

El problema, según el economista Michael Clemens, del Centro para Estudios Globales, es que nunca nadie se molestó en verificar que aquella promesa fue cierta, y que sí hubo mejores salarios y más trabajos para los americanos después de que los braceros fueron expulsados.

Pero Clemens y otros dos científicos de Darmouth College y de la organización Center for Global Development fueron a los archivos de la biblioteca presidencial Eisenhower, el presidente que presidió la llamada “Operación Espalda Mojada” (Operation Wetback).

Allí recogieron los datos, no existentes en ninguna otra parte, de la cantidad de braceros deportados de cada estado (1.3 millones del país en general). Una vez obtuvieron esa información, compararon los salarios de los “Americanos” antes y después de las deportaciones.

El resultado: “No encontramos ningún efecto en los salarios”, dijo Clemens en una entrevista. “Había estados donde una tercera parte de los trabajadores de agricultura eran braceros y ahora todos estos trabajadores habían sido expulsados, sin embargo, no hubo diferencia alguna en los salarios de los estadounidenses”.

Lo impresionante es que “nadie preguntó, nadie investigó”, dijo Clemens, ni cuando expulsaron a los braceros, ni después de la ley de 1882 que instituyó una moratoria en la migración china, ni en 1924, cuando Estados Unidos aprobó una ley de inmigración que limitó la entrada de europeos que no eran del norte.

En cada uno de esos casos, los políticos prometieron que esta política resultaría en mejores salarios para los estadounidenses, dijo Clemens. “En ninguno de estos casos esto fue real y tampoco nadie hizo la pregunta”.

“Estamos de nuevo en la misma situación”, dijo el catedrático. “La promesa es supuestamente, mejorar las condiciones para los trabajadores estadounidenses. Sin embargo, hay numerosos estudios que ya demuestran que los inmigrantes no afectan negativamente la economía, todo lo contrario, las áreas con más inmigrantes son las más prósperas”.

Clemens se refiere a la historia del programa bracero, la más reciente de los casos comparables, para indicar que los políticos que prometen medidas anti inmigrantes no están realmente enfocados en el tema económico, puesto que ni siquiera le dan seguimiento.

Pero, ¿de dónde viene el mito del supuesto efecto económico negativo de los braceros, por ejemplo?

El gobierno estadounidense sí había hecho un “estudio” previo a las deportaciones, una comisión que en 1959, estudió su efecto en la economía, y encabezada por el entonces rector de la Universidad del Sur de California -que había encabezado durante largos años-, un catedrático prominente llamado Rufus B. von KleinSmid.

“Que Eisenhower escogiera a von KleinSmid para estudiar el efecto de los braceros es un poco extraño, dado que este señor era un prominente partidario de la inferioridad de los mexicanos como raza, promotor de la “eugenesia” y de un programa de esterilización que luego se aplicó a mujeres mexicanas en el condado de Los Ángeles.

“Ese fue el hombre que encabezó la comisión que decidió que los braceros eran nocivos para la economía”, dijo Clemens. “Este tipo de ideas se consideraban respetables entonces”.

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