Confinamiento en solitario: la muerte antes de la ejecución

Presos condenados a muerte son aislados en pequeñas celdas, lo que tiene un efecto devastador en su salud física y mental. Varios estados están revisando esta situación

WASHINGTON – Para los reos en el “corredor de la muerte”,  el confinamiento en solitario al que con frecuencia son sometidos es un doble castigo y otra manera de morir antes de su ejecución, pero varios estados han empezado a tomar medidas para suspender las restricciones a estos prisioneros.

Según el grupo “Solitary Watch”, que aboga por una reforma penal, en cualquier día del año en EEUU, entre 80,000 y 100,000 hombres, mujeres y hasta niños pasan en algún tipo de confinamiento en solitario. De éstos, 25,000 se encuentran alojados en celdas de máxima seguridad.

Sus vidas transcurren, a veces durante años o por tiempo indefinido, en pequeñas celdas de cemento de no más de ocho por diez pies cuadrados, sin contacto humano, sin ventanas y poca o ninguna luz natural, y reciben su comida a través de una pestaña o ventanilla en las puertas de acero.

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Para los condenados a la pena capital, la situación agrava su desahucio, ya que el 70% es colocado de forma automática en aislamiento indefinido por más de 20 horas al día, aún cuando no representan un peligro, según el “Marshall Project”.

El 61% de los 2,802 reos condenados a muerte en EEUU es castigado con el confinamiento en solitario por hasta 23 horas al día, según una encuesta reciente entre autoridades correccionales realizada por el “Marshall Project”.

Numerosos estudios e investigaciones de grupos como“Solitary Watch”y la Unión de Libertades Civiles de EEUU ACLU han dejado en claro que el confinamiento en solitario, de entre 22 y 24 horas al día, cuesta mucho a los contribuyentes, no rehabilita a los presos y, por el contrario, tiene un efecto devastador en su salud física y mental.

ACLU ha liderado la batalla contra el confinamiento en solitario, con estudios que ofrecen un retrato íntimo de la vida tras las rejas. En mayo pasado, un informe denunció que las condiciones en celdas de aislamiento en solitario en Texas, que no miden más de un espacio de estacionamiento, no son aptas ni para animales.

De los 31 estados con la pena capital, algunos como California, estudian o han adoptado medidas para aliviar este tipo de castigo. California flexibilizó sus políticas de confinamiento a raíz de una demanda entablada en 2015 debido a condiciones infrahumanas que además produjeron  huelgas de hambre de reos en todo el estado.

Sendas demandas entabladas contra Florida, Arizona, Louisiana, Nueva York y Nueva Jersey, buscan reformar la política de confinamiento en solitario indefinido para reos en el“corredor de la muerte”, por entender que ese castigo viola la Constitución y se asemeja a la tortura.

En Arizona, las autoridades sopesan modificar las restricciones para los condenados a muerte, de manera que los que no tienen problemas de conducta puedan ser alojados en áreas donde tengan visitas de familiares y acceso a áreas de recreo.

Según explicó hoy a este diario un portavoz del Departamento de Correcciones de Arizona (ADC, en inglés),  un memorando de 2014 rige el trato de los prisioneros en condiciones de máxima seguridad, y establece un sistema para que ciertos reos puedan participar en empleos, actividades al aire libre, y puedan ser trasladados a celdas donde tengan movimiento sin restricciones de dispositivos.

Sin embargo, no pudo precisar qué cambios harán respecto al confinamiento en solitario para reos en el “pabellón de la muerte”,  a raíz de un acuerdo alcanzado en marzo para resolver una demanda de 2015.

En la actualidad, hay 118 reos en el “corredor de la muerte” en Arizona, incluyendo 67 blancos, 26 mexicanos, y 17 afroamericanos.

La vida en confinamiento en solitario

La ADC explica en su página web que los reos en el “corredor de la muerte”  son alojados en condiciones de “custodia máxima”, en celdas individuales que contienen un inodoro y lavamanos, una cama y un colchón.

No se les permite contacto con ninguno otro reo y tienen acceso limitado a dos horas de ejercicios al aire libre en una zona de máxima seguridad, tres veces a la semana.

También tienen permiso de recibir visitas limitadas y sin contacto físico, además de que pueden realizar dos llamadas telefónicas a la semana, de diez minutos cada una.

Además tienen acceso a un sacerdote, cuidado de salud, y acceso limitado a productos de higiene personal, dos libros y material de escritura.

En junio pasado, un juez federal en Phoenix aceptó cambios sustanciales en los procedimientos para la aplicación de la pena de muerte en Arizona, incluyendo la prohibición del uso de ciertas drogas en las inyecciones letales.

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