¿Cómo identificar si mi hijo sufre de cáncer de ojo? Diagnóstico y tratamiento

Al momento de tomar las previsiones en la revisión diaria de tu hijo es muy importante prestar atención a los ojos

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Crédito: shutterstock

El cáncer de ojo si es detectado a tiempo, como todas las variantes de la enfermedad, puede tener un tratamiento y una recuperación menos traumática, a menos que sus síntomas sean ignorados por mucho tiempo. Es por eso que como padres de familia es fundamental que se mantenga en observación constante de los síntomas que pueda presentar su hijo a nivel físico, emocional y psicológico para que pueda obtener un crecimiento íntegro.

Lo más difícil es aceptar un diagnóstico negativo, pero de allí debe surgir el plan de trabajo para atender la enfermedad lo más tempranamente posible. Hay padres que han salvado la vida de sus hijos detectando a tiempo cosas inusuales que pueden ir desde manchas o luces extrañas en los ojos y, a pesar de las esperas asignadas por lo médicos de turno, un buen padre siempre sabe insistir.

El cáncer de ojo en los niños es conocido como retinoblastoma infantil, se refiere a un tipo de tumor canceroso que se considera extraño y aparece en la retina ocular. Puede presentarse en niños menores de 6 años, suele tener mayor incidencia en pequeños de 1 y 2 años.

Este tumor canceroso se desarrolla formando parte del resultado de la mutación de un gen, específicamente el gen RB1, el cual se encarga de hacer el control del proceso de división celular de los retinoblastos, que son las células que conforman la retina. Al afectarse el proceso de multiplicación celular de la retina se produce el crecimiento anormal de células.

De acuerdo a lo que afirman los estudios se considera que aproximadamente el 60% que se encuentran afectados no presentan antecedentes hereditarios en este tipo de mutación. Y el 10% de los casos se produce de forma hereditaria, se afirma también que si el caso tiene relación familiar, los niños tienen un 50% de probabilidades de heredarla y desarrollar retinoblastoma infantil.

Este tumor cancerígeno puede afectar uno o ambos ojos. Se reconoce inmediatamente por la aparición de una especie de mancha blanca o varias en la pupila. El brillo blanquecino se es percibido al enfocarse la luz directamente en los ojos.

Además las fotos con flash que se le realizan a un niño que se encuentra afectado por el tumor en vez de los ojos rojos, se aprecian ojos blanquecinos o púpila distorsionada.

Estos son los síntomas asociados a la retinoblastoma:

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  • Visión doble o distorsionada.
  • Ojos desalineados.
  • Enrojecimiento en los ojos.
  • Dolores o molestias en la vista.
  • Cambios en la coloración del iris.
  • Agrandamiento del ojo.
  • Dolor de cabeza frecuente.

Previo al tratamiento para esta enfermedad es fundamental realizar el diagnóstico adecuado del tumor, para conocer su ubicación precisa, el grado de la lesión y su difumación. Es crucial realizarle al niño un examen visual con el fin de detectar síntomas físicos. Del mismo modo ejecutar el examen oftalmológico por medio de la dilatación de la pupila, ecografía del ojo, resonancia magnética, tomografía computarizada, con el fin de confirmar el diagnóstico.

Si es el caso de un tumor pequeño existe la posibilidad de tratarse por medio de cirugía láser o crioterapia, esta técnica es por medio de la que son congeladas las células tumorales con el fin de eliminarlas.

Si es el caso de un tumor grande el tratamiento más utilizado es la radiación, si el tumor se ha diseminado por el resto del ojo o ha llegado al hueso, puede necesitar quimioterapia, con el fin de evitar que sigan avanzando las células cancerosas.

En los casos más avanzados en gravedad son en donde se procede a la extirpación del ojo, este es un procedimiento clínico reconocido como la enucleación, normalmente recomiendan otros tratamientos de menor agresividad antes de ejecutar esta opción.

En cuanto al tratamiento el pronóstico de la enfermedad sueles ser favorable si se trata de un tumor pequeño, el cual no se ha diseminado y ha sido detectado y tratado a tiempo.

No obstante si el cáncer ha ocupado otras partes del ojo o se encuentra extendido al nervio óptico existen grandes posibilidades que el niño pierda la visión o incluso el ojo afectado.

Si la enfermedad además ha afectado otras partes de la estructura de la cabeza del niño, sean los huesos, los senos paranasales, el cerebro o incluso los pulmones, existen bajas probabilidades de recuperación. Sin embargo con un tratamiento agresivo de quimioterapia existe la posibilidad de detener el avance del tumor.

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