Espuma en los pulmones, un posible tratamiento para enfermos de COVID-19 con respirador artificial

Un equipo de investigación del Instituto Technion de Israel ensaya un método para que los pacientes con Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda por coronavirus que dependen de respiradores artificiales sanen sus pulmones

El método LIFT se ha probado con éxito en ratas y el próximo paso es probarlo con cerdos, que disponen de unos pulmones de mayor tamaño

El método LIFT se ha probado con éxito en ratas y el próximo paso es probarlo con cerdos, que disponen de unos pulmones de mayor tamaño. Crédito: Technion Institute | Cortesía

Uno de los problemas más graves para los infectados con coronavirus es que la enfermedad puede atacar a los pulmones hasta el punto de que el paciente necesita de un respirador artificial (los “ventilators” de los que tanto se ha hablado los últimos meses) porque no pueden respirar por sí mismos.

Los pacientes conectados a estos respiradores están sedados y corren un grave peligro, como mostraron estudios en el estado de Nueva York, en donde más de la mitad de los que requirieron ayuda del respirador en las primeras semanas de la pandemia fallecieron.

Y muchos otros que se recuperaron quedaron con los pulmones dañados de forma irreversible.

En la actualidad los sanitarios que se enfrentan a los casos más agudos de COVID-19, aquellos que para sobrevivir dependen de pulmones artificiales, intentan tan solo mantenerlos vivos con la esperanza de que sus propias defensas se rearmen y logren respirar por sí solos.

El Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda (ARDS, por sus siglas en inglés), una enfermedad letal con la que la ciencia lucha hace años en la que fluidos anegan los pulmones, es una manifestación común en casos de coronavirus especialmente en pacientes mayores. El ARDS suele provocar imposibilidad de respirar y muerte.

El respirador artificial es la única opción disponible por el momento para tratar pacientes con esa dolencia, con la esperanza de que los pulmones artificiales les permitan sobrevivir el suficiente tiempo. Sin embargo, los estudios señalan que entre el 50 y 70 por ciento de los casos de pacientes con COVID-19 en respiración asistida nunca se recuperan.

Un tratamiento que ya se utiliza en bebés

Hace cuatro años el profesor Josué Sznitman y su equipo del Instituto de Tecnología Technion, de Haifa, Israel, comenzó a desarrollar un tratamiento para una dolencia similar al ARDS que puede afectar a bebés prematuros cuyos pulmones inmaduros carecen de suficiente surfactante, el líquido que cubre la superficie de los alveolos pulmonares.

Sznitman es un ingeniero biomédico suizo, lleva 10 años en Israel y el mismo tiempo en el Technion, y cuenta que su interés, profesional y personal, siempre ha estado en la física de los fluidos y del aire.

“Desde hace 30 años sabemos que inyectar líquido surfactante a los neonatos es una gran ayuda para que sus pulmones funcionen normalmente. Es un método invasivo, pero salva vidas en un 98%”, aseguró Sznitman.

Sin embargo, el exitoso método no funciona de igual manera en adultos por la diferencia de tamaño de los pulmones. Al ser más grandes los líquidos sanadores se convierten en piscinas rápidamente, ahogando ciertas regiones y dejando otras sin tratar.

La solución desarrollada por el laboratorio de Snitman fue convertir el líquido surfactante en una espuma.

“La espuma tiene más volumen que el líquido y le afecta menos la gravedad, de modo que se puede extender de manera homogénea en los pulmones y restaurar el aspecto de las células epiteliales para que funcionen correctamente”, indicó el ingeniero.

Probado en ratas

El invento se conoce como Terapia de Líquido de Espuma (LIFT, por sus siglas en inglés) y se ha experimentado con éxito en ratas, que se recuperaron de la enfermedad en un lapso de 15 a 30 minutos. Pero porque los pulmones de las ratas son también pequeños, para poder demostrar la distribución de la sustancia que es tan necesaria para los pulmones adultos, el equipo ha utilizado los pulmones de un cerdo adulto muerto para demostrar que LIFT se distribuye homogéneamente, comparado con la administración líquida.

La semana próxima el laboratorio podará comenzar los ensayos preclínicos con cerdos vivos. En caso de éxito, Sznitman espera empezar las pruebas con humanos en septiembre.

“No proponemos una medicina para curar coronavirus, solo un método ingenioso para que el propio cuerpo se recupere, para que los pulmones vuelvan al estado en el que estaban antes de la enfermedad y empiecen a respirar por sí solos”, agregó.

La investigación cuenta con el apoyo de la Unión Europea y el Ministerio israelí de Ciencia, Tecnología y Espacio.

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