Tener sexo por primera vez modifica el cerebro de los hombres
El cerebro masculino ya no será el mismo después del primer coito
Sin duda, muchas cosas cambian cuando se tiene un encuentro sexual por primera vez en la vida. En el área emocional, psicológica y de relaciones, “estrenarse” en el sexo marca un antes y un después. Pero los investigadores han comprobado cambios orgánicos importantes a nivel cerebral, especialmente en el género masculino.
Tener sexo por primera vez modifica el cerebro de los hombres en ciertas áreas específicas, especialmente debido a la eyaculación.
Gabriela Rodríguez Manzo, investigadora del Departamento de Farmacobiología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), en México, explicó que durante la eyaculación, el organismo libera de manera natural opioides endógenos, que son sustancias que producen ciertos efectos en el cerebro.
Por ello, “la primera vez” provoca una mejoría en el desempeño de encuentro sexuales posteriores y además, cambia el funcionamiento del cerebro masculino.
Los opioides endógenos liberados durante la eyaculación tienen un efecto parecido al de la morfina, es decir, funcionan contra el dolor, pero también tienen la capacidad de producir sensaciones placenteras, detalló la investigadora.
Estas sustancias actúan en una región del cerebro conocida como el “circuito de la recompensa”, llamado así porque en él se procesan las actividades que, además de ser placenteras, son indispensables para la supervivencia, como comer, la conducta maternal y el sexo.
Uno de los hallazgos es que con la “primera vez”, en los hombres ocurre una modificación definitiva en el número y la distribución de los neuro-receptores y, aunque experiencias sexuales posteriores también producen modificaciones, no son definitivas como las que ocurren con el primer encuentro sexual.
“El cambio importante se presenta entre el cerebro de un individuo que nunca ha experimentado la actividad sexual y el cerebro del que la experimentó por primera vez”, señaló Rodríguez Manzo.
Lo novedoso de la investigación, que se ha realizado en ratones, es analizar qué hacen los opioides endógenos cuando son liberados en el circuito de la recompensa y qué modifican en el comportamiento.
La sensación placentera que brinda el sexo es un mecanismo que motiva al animal a repetir la conducta sexual, un comportamiento que asegura el futuro de la especie. Además, se establece una asociación entre los estímulos olfativos y visuales de la primera experiencia sexual, con la sensación placentera.
Esto permite que la siguiente ocasión que un animal se encuentre frente a una hembra receptiva, automáticamente se active el circuito de la recompensa, y que la sensación placentera sea previa al encuentro sexual.
Los opioides endógenos pudieran estar involucrados en este cambio en la activación del circuito, a través de regular el número de los receptores a los que pueden unirse y contribuir al cambio en el funcionamiento cerebral involucrado en el cambio en la conducta, señaló la experta.
Actualmente se analizan los mecanismos moleculares por los cuales estas sustancias pudieran modificar el funcionamiento del circuito de la recompensa.
*Con información de EFE